Fuimos a la Taberna Entrevinos un jueves más bien temprano, encontramos sitio y empazamos a pedir de lo que tenían a la vista:
Tortilla de patatas.
Mientras trasegabas y tragabas estudiabas la carta de vinos para chatear (muy amplia) y la carta de tapas (menos amplia), pero con la coletilla "y lo que se nos ocurra", que está muy bien porque puedes encontrar sorpresas agradables, como el pincho de pavo (buenísimo). Seguimos pidiendo:
Morcilla con tomate
Solomillo con queso brie
Jibia con patatas
Callos, especiales, sorprendentes
Costilla
Lo bueno: buen vino, buenas tapas, buen servicio, buen ambiente.
Lo malo: ¿para qué hablar de lo malo?
Ahora unas cosas más:
Más 1. Aparte de la barra y mesas para tapear tienen una sala para sentarte con más tranquilidad, que hace de restaurante.
Más 2. Las tapas abundantes y el precio normal.
Más 3. Volveré.
¿Y la reseña histórica? Bueeeno, ahí va.
La Taberna Entrevinos está situada en la confluencia de dos calles por las que no pasa nadie, alejada de la zona de bares, sin aparcamientos libres por los alrededores, y sin embargo, todo el mundo la conoce y siempre está llena.
Hace muchos años, cuando estaba recién abierta, íbamos de vez en cuando a tomarnos unas raciones o unos vinos con tapas especiales que por aquel entonces eran muy novedosas, el servicio amable, los dueños jóvenes y atentos y la decoración muy cuidada. Desde estonces en Almería se han abierto muchos locales con mucho estilo, con tapas elaboradas, pero Entrevinos está siempre lleno, y de hecho no hemos entrado más veces porque cuando íbamos siempre lo hemos encontrado sin un sitio libre.